Rock and Business 4.0

¿Es para todos? ¿Todos estamos responsabilizados a hacer de nuestra profesión la mejor expresión de nuestro ser?

Hola cómo están, Soy Mario Brieño, bienvenidos a nuestro programa, porque la pasión tiene diferentes formas de expresión: Rock and Business

El día de hoy presentamos la 4ta cápsula en relación a lograr hacer de nuestro trabajo la mejor expresión de nuestro ser.

Definir objetivos y darle un sentido propio a nuestra vida, lograr que nuestro trabajo sea la expresión de mi potencial y que eso nos genere una labor llena de satisfacciones, de inspiración, de metas y barreras superadas, de fracasos también, pero más de levantarnos una y otra vez persiguiendo nuestros objetivos y viviendo nuestro propósito de vida: ¿es para todos?

¿Todos están obligados, responsabilizados, necesitados… a hacer de su vida, de su trabajo, una apasionante aventura llena de intensidad, de trabajo, de cansancio, de inspiración, de perseverancia?

NO.

Hace unos meses en una conferencia de emprendimiento en el politécnico mexicano, con un grupo de alumnos, uno de ellos al final, levantó la mano para exponer su punto de vista y preguntar si eso era para todos, pues él veía a familiares y amigos de sus padres, incluso a sus padres, vivir una vida saturada de trabajo, de presiones, de problemas de salud, de problemas de carácter, malhumorados, apresurados todo el tiempo, distraídos por el trabajo, quitando calidad de vida a sus familias, incluso con problemas interpersonales que terminaban en divorcios y familias separadas.

Que, “si no era mejor, no hacerlo, no emprender. Y llevar una vida tranquila”.

Antes de comentar la respuesta que le di, reconociendo su sinceridad y agradeciéndole su participación, te voy a contar tres breves historias para regalarte un punto de vista que particularmente me pareció espectacular.

La primera del libro de Kazuo Ishiguro, el ganador del premio nobel de literatura de 2017. Una historia que cuenta en su novela de Los Inconsolables, donde un pianista muy famoso Ryder, regresa a su ciudad natal, y parece que ha olvidado algunas cosas desde el principio, donde es recibido como alguien muy importante y conocido por toda la ciudad.

Llegando al hotel le esperan los organizadores del evento, quienes le muestran de inmediato el itinerario y le solicitan revisar la sala, en el mismo hotel, para asegurar personalmente que todo esté a punto para que el concierto que va dar la siguiente noche. Cuando no necesariamente, esa era su responsabilidad ni su trabajo, pensó.

Ante el cansancio del protagonista y por consideración a los organizadores, accede a ir a darle un vistazo al salón, una vez que se haya instalado en su habitación.

El botones, un señor ya de edad adulta, cercano a su jubilación, muy atento en recibirlo, lo guía a su habitación, y en el elevador, también le pide a Ryder un favor: que, si puede ver por un momento a su nieto tocar, que sin duda sería un evento muy importante para su nieto, y para él mismo, que no le quitaría más de 5 minutos y todo estaba preparado.

Ryder accede a esta petición, pero está muy cansado y lo hace ocultando su descontento, quiere tomar un café o una copa para poder aguantar esos minutos, y, aun sin llegar a su habitación donde quisiera descansar para estar listo para un día muy importante.

En el camino a su habitación, se encuentra el bar de la terraza del hotel, donde aprovecha para acercarse a pedir un café. El lugar no está muy abarrotado y se acomoda en la barra, al lado de un señor muy elegante, quien lo reconoce de inmediato, y le dice que está muy complacido de verle de nuevo en la ciudad, que él, representa a un grupo de empresarios e influyentes personas de la sociedad, quienes lo están esperado, reunidos por más de dos horas, ya que quieren que les dé un discurso respecto a los temas más importantes de la ciudad, y como su opinión es muy valiosa, necesitan verle para tomar decisiones ya, y no pueden perder tiempo.

Apenas se comienza a tomar el café, y se ve obligado a acompañar a este personaje hacia la reunión.

Antes de llegar a este lugar, no recuerdo porqué, entra a un cine, donde ni siquiera tiene animo de poner atención en una película que ya había visto, en el mismo cine, saluda a un grupo de personas que también son influyentes, además de una señorita que parece reconocer.

Regresa al hotel tardísimo, de hecho, al amanecer, y cuando está comenzando a quedar dormido, sin sacarse la ropa, le tocan a la puerta y le despiertan para preguntarle si la habitación es de su agrado. El obstinado gerente del hotel, había preparado esa habitación con anterioridad, cuidando de todos los detalles, pero no convencido, le dice que lo mejor es que se traslade a otra habitación donde él cree que podrá estar realmente a gusto.

Lo agarran dormido, apenas se alcanza a poner una bata de baño encima de su arrugada ropa del día anterior.

Así, las circunstancias lo van llevando lejos de sus objetivos y de su itinerario, considerando que incluso tiene personal para apoyarle en cumplir sus objetivos.

Ese día se sube a un tranvía, reconoce a una persona que fue su amiga de la juventud, pero lo más interesante es que reconoce a quien era su esposa y a su hijo también, que resulta ser el nieto del botones, además, lo deja esperando en un restaurante comiendo un helado, mientras Ryder atiende asuntos impostergables, para alguien más.

Llega la hora del concierto y él se pierde en la ciudad, vestido igual que ayer.

El libro avanza a más de la mitad y produce en el lector una ansiedad muy particular, pues no sabe uno que va a pasar.

Ryder el pianista, tiene sus objetivos claros y un itinerario completo, pero no tiene la firmeza para dedicarse a lograrlos, por la consideración a los demás, por no saber decir que no, ante todas las solicitudes de apoyo, de la manera más amable y generosa, de la gente que le pide que haga por ellos algo, que para ellos, es de vital importancia.

De pronto, te das cuenta que ese es uno de los objetivos de Ishiguro, envolverte en un estado de ansiedad al observar que la vida avanza y vamos postergando lo que queremos hacer, lo que queremos lograr por alcanzar nuestros objetivos o la felicidad, por hacer algo para alguien más, por no ser egoístas y considerar el qué dirán.

Es una situación aplastante, pues Ryder es sometido a los caprichos, deseos y necesidades de los demás, y recuerda la razón por la cual había dejado esa ciudad, ir en búsqueda de su propia vida y su felicidad.

La segunda historia es de Pablo Neruda, en su recopilación “Confieso que he Vivido”, donde cuenta una anécdota, que siendo un jovencito y a caballo recorría un camino por las costas de su natal Chile, bordeando el mar, por la invitación de unas personas a pasar unos días en La Trilla, una finca de unos amigos de la familia, llamados los Hernández, en un lugar del sur de su país.

Aventurado por esos caminos casi vírgenes y confiado a llegar, avanza el día y de pronto se siente perdido por esos parajes. Encuentra a un pastor a caballo también, a quien, le cuenta su situación, el pastor le dice que ese día no va a llegar a La Trilla, porque la noche estaba cerca, y lo que le conviene es guarecerse para pasar la noche, para ello, le indica un camino derivado del sendero para encontrar a casi una hora de camino, la casa de tres bondadosas mujeres francesas, que le podrán ofrecer cobijo para pasar la noche.

Confiado y apresurado, cerca de las 9 de la noche llega a esa casa de madera perdida en esos lugares, donde toca repetidamente, hasta que le abre una mujer anciana con los cabellos blancos y enlutada, quien tras preguntarle quién es y qué quiere, lo recibe amablemente.

Neruda, como todo un poeta describe el salón con olor a humedad, iluminado por unas lámparas de parafina, y viendo a la larga y melancólica mujer moverse por la habitación, sin ver sus pies ni escuchar sus pasos, fantasmal.

Posteriormente, entraron las otras dos mujeres para sentarse alrededor de la mesa, quienes escudriñaban sobre Neruda y sus estudios, con miradas grises y nostálgicas, hasta que él, les nombró a un autor francés, Budaliere, y qué él había comenzado a traducir sus versos.

Cuenta Neruda, que fue como una chispa eléctrica, y las tres francesas cobraron una vida alegre llena de historias, al decirle que eran las únicas que hablaban francés a 500 kilómetros a la redonda y que estaban seguras que nadie conocía al poeta francés.

Así transcurrieron unos momentos, hasta que entró otra mujer a la habitación, una muchacha de la servidumbre, para susurrarle al oído a una de ellas y pedir que pasaran a otro salón

Cuenta Pablo que, sorprendido, vio una mesa redonda con manteles largos y candelabros de velas encendidas y utensilios de plata y de cristal, lujosamente adornando la mesa, como para recibir a un príncipe y según su relato, el creía que ellas lo veían como un arriero sudoroso que había dejado en la puerta a su ganado.

Nunca había comido tan bien como aquella noche. Las anfitrionas eran maestras de la cocina, y habían heredado de sus abuelos: las recetas de la dulce Francia.

Las mujeres le compartieron su mayor orgullo por el refinamiento gastronómico francés, la mesa para ellas era el cultivo de una herencia sagrada, de una cultura a la que jamás regresarían.

Le mostraron un fichero donde tenían la bitácora de visitantes y de platillos servidos, pues no querían repetir ni uno solo, en caso que alguno de “esos amigos”, regresara.

Pasó el tiempo y Neruda cuenta que, después de esos 45 años de esa inolvidable noche, se pregunta qué habrá sido de esas melancólicas mujeres desterradas en medio de la selva virgen, diciendo:

“Habrá sobrevenido lo más sencillo de todo: la muerte y el olvido. Quizás la selva devoró aquellas vidas y aquellos salones que me abrazaron en una noche inolvidable. Pero en mi recuerdo siguen viviendo como en el fondo transparente del lago de los sueños. Honor a aquellas tres mujeres melancólicas que, en su salvaje soledad, lucharon sin utilidad ninguna, para mantener un antiguo decoro. Defendían, lo que supieron hacer las manos de sus antepasados, es decir, las últimas gotas de una cultura deliciosa. Allá lejos, en el último límite de las montañas más impenetrables y más solitarias del mundo”.

Y, por último, cierro con la historia de Ernest Shekelton, un aventurero inglés que tenía como objetivo explorar el antártico; cruzar de continente a continente por el punto más al sur de la tierra.

Navegar 1,700 millas por el Mar de la Rosa, desde el sur de América, hasta Nueva Zelanda. Nadie lo había hecho y él quería ser el primero.

Tenía que juntar el dinero, los recursos y a la tripulación. Un año tardó para reunir los recursos y para preparar su barco el “endurance”, un navío de 350 toneladas y sólo le faltaba, la tripulación.

Para reunirlos, ¿cómo te imaginas que reclutó a los marineros?

¿Con un anuncio como esté?

“Empresa Líder en el Ramo solicita, mínimo 5 años de experiencia, conocimiento amplio en la industria de las aventuras en el mar. Entra a trabajar a una fantástica compañía de rápido crecimiento, buena paga y prestaciones mayores a las de la ley. Venga a trabajar para un Capital Sensacional”

No. Esta travesía no era para todos.

El anuncio que utilizó, y al cual acudieron quienes vibraron con el mensaje y se sintieron inspirados fue el siguiente:

“Se buscan hombres para peligrosa aventura. Paga pequeña. Frío irreal. Largos meses de oscuridad completa. Peligro constante, regreso seguro en duda. Honor y reconocimiento en caso de éxito”.

Aquellos que vibraron con ese mensaje, acudieron y no fueron pocos.

Para completar la narración de la aventura de Ernest Shekelton y de los 25 tripulantes seleccionados a participar en tan excitante aventura, el 5 de diciembre de 1914 el ENDURANCE zarpó.

Y en pocos días comenzó a encontrar enormes bloques de hielo a su alrededor, se vieron envueltos por un invierno que los golpeó con furia. Hasta que el hielo se cerró alrededor del ENDURANCE impidiendo su avance.

Así estuvieron por 10 largos meses, hasta que la presión del hielo reventó el casco del ENDURANCE.

Ante el inevitable naufragio, la tripulación del ENDURANCE abordó sus tres botes salvavidas para llegar entre las frías aguas a la Isla del Elefante.

Allí, ante la escasez de víveres y de medios de subsistencia, con el combustible limitado, Sheckelton y 5 de sus hombres, subieron a uno de los botes para recorrer 800 millas, que son cerca de 1,300 kilómetros para buscar ayuda en medio de un feroz mar.

Lo extraordinario de esta aventura, no es la expedición misma, sino que nadie, ni uno solo de los tripulantes murió. No hubo motines, ni canibalismo entre la tripulación.

Sheckelton relata que no fue suerte, de hecho, aunque no estoy seguro, el acuña la frase: “Para una aventura trascendente, la gente no es lo más importante, sino la gente correcta”.

Hacer de tu trabajo una expresión de tu ser, que tu vida persiga un propósito especial, trascendente, superior, no es para todos.

Y no quiere decir, que los demás están mal, de ninguna manera.

Tal vez, venimos a aprender de una vida sencilla, tranquila y estable. Tal vez, a honrar nuestro pasado y nuestra herencia, como las tres mujeres maravillosas y nostálgicas de la historia de Pablo Neruda, o tal vez una vida llena de sinsentidos y de desviaciones caprichosas como la de Ryder, que, con todo su talento, no podía decir que no a cosas que eran realmente importantes para él, tanto así que las sobreponía a sus objetivos e intereses, a sus talentos y a su fama.

Esto no es incorrecto, pero lo que me parece desmedido es ese porcentaje tan ínfimo de personas que, con todo un potencial, con enormes recursos y talentos, no quieran y no sepan lo que quieren.

“y en las sombras, mueren genios sin saber, de su magia concedida, sin pedirlo, mucho tiempo, antes de nacer”

¿Es culpa de ellos?

No lo creo.

Creo que los adultos, los que lo han logrado, el gobierno y especialmente, muchos de nosotros compartimos esta responsabilidad.

“Cuando todos nos hagamos responsables, de todo lo que pasa, ante todos, será el día que podremos cambiarlo”, esta frase es del filósofo político y diplomático italiano, Nicolás Maquiavelo.

Finalmente, le respondí al alumno, a quien le agradecí por su sinceridad, y le dije “no, no es para todos, es para quien lo quiera”. Muchos empresarios se meten sin quererlo a una marisma de desorden que causan por su improvisación y falta de estructura, la operación refleja su enredo mental y le falta visión empresarial para valorar algo más que fierros y recursos humanos que le echan muchas ganas, ese es otro tema, -le comenté-, deben adquirir visión empresarial que les permita valorar la importancia de la organización y los sistemas, pues ello les podrá costar la supervivencia de su empresa, o de su trabajo”.

Hacer de tu vida una aventura apasionante, donde aportes lo mejor de ti y adquieras los conocimientos que necesites para ser creativo y valioso, para ti mismo y para los demás, solo es para quien lo quiera, pero muchos de ellos, no saben que lo pueden “querer” porque nadie se los ha dicho, o por que no ha pasado algo que se los haga ver.

¿Porque países de otros continentes, como China, algunos países europeos y otros de medio oriente, incluso los US, destacan grandes personalidades que aportan históricamente los mayores avances en empresas de base tecnológica y otras disciplinas?

Es que en Latinoamérica el talento, ¿es… ta… lento…?

Hay una forma de saberlo, dejar que pase el tiempo, si es que recibes ese llamado o no.

Que poco a poco la FRUSTRACIÓN te va a convertir en un ser amargado, y lo hará cuando tal vez, ya sea muy tarde.

En la actualidad, se encuentra esta frustración con muchas modalidades, con estrés, angustia, tristeza, quejas y reclamos, división y confrontación, agresión y delincuencia, desolación y amargura, apatía y pereza. Sin importar la edad. Es muy común verlo en los adultos, pero ahora es frecuente encontrarlo cada vez, entre más jóvenes, y eso es triste, especialmente para ellos mismos.

Si estableciéramos las condiciones apropiadas, como la anécdota que cuenta Ken Robinson en su libro el Elemento, de lo que sucedió en el Valle de la Muerte, en Estados Unidos, donde no crece nada, y no crece nada, porque no llueve.

Pero pasó algo en el invierno de 2004, después de decenas de años de no llover, cayeron 72 milímetros de agua durante un breve periodo, y en la primavera de 2005 sucedió un fenómeno. El piso completo del Valle de la Muerte se cubrió de flores, al menos por un tiempo.

Esto probó, que el Valle de la Muerte, no está muerto. Está latente.

Debajo de la superficie, existen las semillas de la posibilidad. Esperando las condiciones apropiadas para desarrollarse. Permíteme repetir esta parte:

Debajo de la superficie, existen las semillas de la posibilidad. Esperando las condiciones apropiadas para desarrollarse.

Y, si las condiciones se dan, el florecimiento de tu vida es inevitable.

El conocimiento en sus diferentes formas, pero que sea relevante para alcanzar tus objetivos o tus sueños, es el elemento clave para lograrlo.

Nuestra responsabilidad es crear esas condiciones, para nosotros mismos y para los demás, por medio del ejemplo congruente, no es un trabajo fácil, pero es posible.

Es por ello que, estamos en búsqueda y formando nuevos y valiosos líderes latinoamericanos, profesionales, y vamos por más, hasta alcanzar las estrellas.

Mario Brieño

Capacitación y Consultoría: [email protected]   | www.mabrieno.com

Cursos para la implementación de la Gestión por Procesos a todo Latinoamérica

[email protected]

[email protected]

Llámanos: 52+ (55) 6832 0014

Escucha las Rolas de OTIUM. El Hombre de ningún lugar. México 2003. Omar, Mauricio, Rubén y Arthurock.